Rocío Ramos Paúl es una de las educadoras más conocidas del momento. Padres y madres de toda España conocen sus métodos, gracias a los programas de televisión en los que ayudaba a los progenitores a tener más éxito con la educación de sus hijos. Precisamente de eso habló en As Pontes, en una charla organizada por el Concello en el cine Alovi, que llevaba por título Cómo conseguir que mi hijo me haga caso. Más de trescientas personas se acercaron hasta el recinto para escuchar los consejos de esta educadora, que estuvo acompañada por el alcalde, Valentín González; el concejal de Juventud, Chicho Tembrás, y el maestro Xesús López Ferro.

¿Cómo puede un padre o una madre conseguir que su hijo le haga caso?

Los niños son desobedientes porque les toca serlo. La clave está en ser constantes. Todos los padres quieren que sus hijos sean felices; el problema está en definir qué es ser feliz. Cuando los padres dicen “No quiero que mi hijo sufra”, vamos mal, porque los niños tienen que sufrir. El niño que no sufre no entiende qué es el esfuerzo. No sabríamos reír si no hubiéramos llorado antes.

¿Cuáles serían los pilares básicos para que los hijos sean felices?

Yo siempre digo que hay tres grandes pilares. El primero es que el niño se sienta seguro y eso hay que conseguirlo a través de hábitos. El segundo es que se sienta protegido, con normas que decidan lo que está bien y lo que está mal, porque si no lo va a decidir él. El último pilar consiste en dedicarle tiempo de calidad, que no es ir al zoo todos los domingos, sino que hoy, que tengo tiempo, estoy contigo enseñándote a atarte los cordones de los zapatos y te voy a decir lo bien que lo estás haciendo.

¿Ha cambiado su opinión profesional por el hecho de ser madre?

A nivel profesional para nada. A nivel personal, haces un proceso, como todo el mundo, pero en lo profesional no ha cambiado nada. Sigo trabajando igual.

¿No resulta más difícil aplicar las normas cuando le toca a una misma?

No, en eso no he tenido problemas. Cuando trabajas con los niños, trabajas con lo que más quieren los padres. El nivel de preocupación es altísimo, da igual que sea por una pesadilla que por hiperactividad; para cada uno, su preocupación es muy grande. A nivel emotivo, ha sido maravilloso, pero en lo profesional no ha cambiado mucho.

¿Y cuáles son sus dificultades?

Las mismas que las de los demás. Cometo errores como todo el mundo, porque lo emocional está por medio. Tengo las mismas dificultades cuando hago de mamá que las demás.

¿Hay diferencias entre los niños de ahora y los de antes?

Los niños de ahora tienen más capacidad, pero por una razón muy sencilla: están más estimulados, a todos los niveles. Tienen más capacidad de aprender y más posibilidades.

¿Y hay diferencias entre los niños de un pueblo pequeño como As Pontes y los de una gran ciudad?

Tiene que haberlas, porque la situación marca mucho el aprendizaje. A nivel de responsabilidad para ellos, es mucho más fácil que puedan salir solos a comprar el pan, por ejemplo. Además, en los pueblos todos se conocen y todos cuidan del niño. En una gran ciudad es impensable que un niño de siete u ocho años vaya solo a hacer un recado.

En este sentido, son más las ventajas de vivir en un pueblo…

Sí, claro. Es un entorno más familiar, está todo mucho más cerca… Permite que los niños puedan crecer con más seguridad.